En la provincia de Zamora, puedes perderte en una de las rutas jacobeas o entre las viejas viñas de los itinerarios enoturísticos, en una playa fluvial o en los senderos de uno de sus cuatro grandiosos espacios naturales, pero también sumergirte en un apasionado sueño gastronómico, a través de productos naturales únicos y empaparte del arte románico en su capital y en toda la provincia, a lo largo de más de 10.000 km2. Jesús Prada, diputado de Turismo de la Diputación de Zamora nos informa sobre esta y otras cuestiones.
Jesús Prada, diputado de Turismo de la Diputación de Zamora
Formando parte de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica, la mayor de Europa reconocida por la Unesco, Zamora destaca en sostenibilidad por su compromiso con el medio ambiente. El Parque natural Lago de Sanabria, el de origen glaciar más grande de la península, te invita a disfrutar de un paisaje en estado puro por el día y de una auténtica lluvia de estrellas en las noches de verano. Entre sus rutas, las de la “Laguna de Peces” o la Presa de Vega de Tera” incluyen parada en Puebla de Sanabria para degustar el chuletón de ternera sanabrés o la trucha de la zona.
Lago de Sanabria
La naturaleza se expande por tierra de Campos, en toda una planicie, donde emerge el espacio natural de las lagunas de Villafáfila, que cada año concentra a miles de ánsares que conviven con liebres, perdices rojas y avutardas. No faltan cumbres, que en la Sierra de Sanabria alcanzan los 2000 metros de altura y el aporte hidrográfico del Duero, que divide a la provincia en dos y del Esla, que discurre de Norte a Sur, junto a sus embalses, aseguran una experiencia completa en sus quinientos nueve núcleos de población. Enormes cañones que rodean al Duero conforman los Arribes del Duero, el cañón más impresionante de España cuyas paredes rocosas alcanzan los doscientos metro, de principios del siglo pasado, salva el caudal del Duero y ofrece una panorámica impresionante; el paseo por Fermoselle, con un microclima óptimo para el cultivo de la vid y el olivo que justifica la fama de los vinos y aceites de los Arribes del Duero, se complementa con el atractivo de sus molinos y de su antiguo telar, en Moralina, donde se confeccionaban las mantas sayaguesas.
Zamora destaca en sostenibilidad por su compromiso con el medio ambiente.
En la comarca de Aliste, donde ver un burro alistano -un asno bien conformado caracterizado por el color oscuro de su capa, su voluminosa cabeza y abundante pelaje- es una oportunidad única, puedes reencontrarte con el Románico en la iglesia de Tábara subir a la Torre del Reloj de Alcañices o adentrarte en el castillo de Riomanzanas. Ineludible es también la Sierra de la Culebra que, en plena fase de revitalización por la Diputación de Zamora que ha creado una nueva e interesante “Ruta del Lobo”, concentra un importante reducto de lobos y cuenta con una reserva regional de caza de ciervos.
Ineludible es citar la ternera de Aliste, Marca de Garantía, que se cría en el Oeste de la provincia en pequeñas explotaciones de carácter familiar y forma parte ya de la simbología de una comarca donde el ganado se alimenta de pastos naturales y de leche materna.
Benavente es una de las zonas más fértiles de la provincia de Zamora que también estaca por amplio polígono industrial, por su zona comercial de calles peatonales y por su Ferial. Importante nudo de comunicaciones, conserva edificios de gran interés entre los que se encuentran siete iglesias, dos conventos, el Castillo de la Mota reconvertido en Parador de Turismo, el Ayuntamiento y el Gran Teatro Reina Sofía donde se organizan numerosas actividades culturales.
Toro es el símbolo del viñedo zamorano, que ha otorgado a la comarca el sobrenombre de Tierra del Vino por la tradicional vocación de sus habitantes. La región del Duero Bajo llega hasta la zona regada por el río Guareña, casi al borde de Valladolid por el Este y de Salamanca por el Sur. Es la comarca natural de las dehesas, los toros bravos y el vino.
Premio para el paladar
Cualquier viaje a Zamora incluye un premio para el paladar; el equilibrio de la agricultura y la ganadería con su medio natural ha dado como resultado en la provincia productos de alta calidad amparados por las denominaciones de origen de los vinos de Toro, de Los Arribes y de la Tierra del Vino de Zamora y la del Queso Zamorano; el vino de Calidad de los Valles de Benavente, las Indicaciones Geográficas Protegidas del Garbanzo de Fuentesaúco, el Lechazo de Castilla y León o el Pimiento de Fresno y Benavente o las marcas de garantía de la Ternera de Aliste y el Chorizo de Zamora. En 2024, Zamora volverá a albergar la Feria Mundial del Queso “Fromago Cheese Experience”, de 12 al15 de septiembre, que será todo un referente en el ámbito gastronómico.
Platos típicos como el bacalao al ajo arriero, a la tranca o a lo “tío”, el pulpo a la sanabresa y las truchas son imprescindibles en el recetario zamorano; también los asados -como el tostón o cochinillo-, el cordero lechal y el cabrito que se cocinan en cazuelas de barro y la ternera de Aliste, producto destacado de gran paladar. En productos de caza destacan las elaboraciones con codorniz, perdiz, conejo y liebre, pero destaca entre todos ellos el pichón “a la rápida”, un plato exquisito. Las morcillas de Aliste y Sayago, los chorizos y los salchichones son fundamentales en la cocina zamorana. El ajo, que tiene su propia fiesta, hace sus mejores delicias en uno de los platos que fue desayuno de pastores y sigue siendo una delicia para todos, las sopas de ajo. Por su parte, el garbanzo de Fuentesaúco y el habón sanabrés hacen deliciosos los platos de cuchara. El plato más simbólico sigue siendo el “dos y pingada”, a base de tocino con magro frito en forma de rebanada gruesa, dos huevos y tortas de pan fritas en el mismo aceite, desayuno típico de Resurrección en Semana Santa. En repostería el rebojo, las aceitadas, los borrachos y el bollo maimón enganchan a cualquiera que los pruebe.
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